Es temprano, son las 5:00 am y es bien temprano para estar
ya fuera de la cama. Matías hace su estiramiento como todos los días y se
dirige a la ventana de su cuarto, allí mira la ciudad… la cuadra donde está su
casa… voltea cuidadosamente a mirar de nuevo su cuarto y al lado de su cama, el
retrato de la mujer que ama; luego, en medio de un par de suspiros, dirige su
mirada al cielo y expresa: “hoy he madrugado tanto que Dios dijo que me ayudaba
más tarde”.
Después de pasar un rato perdido en sus pensamientos toma la
fotografía de Mafe, la mira fijamente y se soba el mentón mientras hace una
expresión confusa, es una sonrisa al ver su hermosura, combinada con rabia y un
poco de rencor; en ese momentos, por alguna extraña razón, cae sobre la cama y
las lagrimas comienzan a rodar por sus mejillas mientras aprieta con fuerza el
porta retrato a su pecho. Al parecer otra vez está afectado por el desdén del
olvido y el sinsabor de enfrentar todos los días el rostro de su hermana y ya
no encontrar en ella la sonrisa que solía iluminar la ciudad y esa mirada que
era un puente a otro logar, sí, justo allá donde se acuestan las estrellas. Tal
vez y solo tal vez, esa sea la razón por la que mira el cielo cada madrugada,
recordar quién era su amada antes de que Andrés le cambiara la vida es algo que
lo conforta, pero también lo llena de sed de venganza.
Han pasado un par de horas desde que comenzó el día para
este taxista y de repente, el ruido de la puerta irrumpe en sus pensamientos;
limpia las lagrimas secas de su rostro mientras corre a abrir y, como si la
hubiera invocado, allí estaba ella, tan temprano como nunca y tan hermosa como
siempre.
El abrazo expresa la felicidad de verse, sin embargo, la
tristeza de ambos no puede esconderse y, el verla así, aumenta en él la sed de
venganza. Hay un simple motivo para tener en su corazón ese horrible
sentimiento, simplemente no puede soportar que una mujer tan hermosa se
encuentre afectada por el desamor, sencillamente se niega a aceptar que ese
baboso no la supiera valorar. Y Matías sigue ahí, amando a su hermana, que en
realidad no es su hermana sino su mejor amiga, sí, esa mejor amiga que se
convirtió en su amada; sigue ocultando el amor que siente y siendo su pañuelo
de lagrimas de amores perdidos, demostrándole que si cualquier persona se
atrevía a ser lo suficientemente estúpida para lastimarla y alejarse, ella
debía ser lo suficientemente inteligente para dejarla ir; simplemente sigue
haciéndola sonreír mientras por sus pómulos las lagrimas puedan estar corriendo
y demostrándole a diario que ella es importante y valiosa dentro de este
maldito mundo que, a través de la ventana de su habitación, se ve completamente
jodido.
Este es un mundo de probabilidades y posiblemente el amarla
mas como mujer que como amiga es ya un razón de peso para pretender hacerla
inmensamente feliz; esa era la venganza que se propuso cobrar, la rabia era más
contra el desamor y las lagrimas que contra lo que Andrés le haya hecho. Para
esa deuda que había pendiente con el destino no había hora, no había día, no
había nada fijo… simplemente había que expresar amor minuto a minuto durante el
resto de la vida.
Bueno, un camino de mil kilómetros comienza con un sólo paso
y para Matías ya era hora de darlo; sentado con Mafe en la sala, le prometió dedicar
el resto de su vida a hacerla muy feliz, pero no le dio explicación alguna, a
lo cual ella se sonrojo y en medio de besos y abrazos sonrió.
Después de unas semanas de extrema felicidad y compañía,
Matías le contó a su hermana todo lo que sentía y ella, en un shock sorpresivo,
no tuvo más remedio que seguir sonriendo y cogerlo a besos; ahora todo tomaba
sentido, todo era tan claro que Mafe pro fin comprendió que siendo mejores
amigos el sentimiento se combino.
Fue difícil pero la promesa se cumplió, no como ellos esperaban pero la venganza se consumo y entre besos, abrazos, sonrisas sueños y caprichos compartidos, Mafe de su mejor amigo también se enamoro.
Fue difícil pero la promesa se cumplió, no como ellos esperaban pero la venganza se consumo y entre besos, abrazos, sonrisas sueños y caprichos compartidos, Mafe de su mejor amigo también se enamoro.
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