Hace frio, tanto frio que el viento
congela huesos y es extraño, son las 5:00 pm y en algunas partes de este
lugar aún hace sol, sin embargo, en donde yo me encuentro todo esta oscuro.
Estoy simplemente acostada en un lugar que, no sé, pareciese
ser una playa porque aparte de agua y tierra no veo nada más a mi alrededor. Es
como si dentro de este maldito mundo solo pudiera estar en esos dos lugares, pero
no; para nosotros los soñadores siempre hay algo más, el cielo.
Mirar el cielo, normalmente, me da tranquilidad pero hoy se encuentra raro;
es más, yo me encuentro rara y ahora que lo pienso no sé cómo es que de repente
estoy acá y es extraño todo lo que veo.
Por un momento me pierdo en mis pensamientos y posiblemente
también en mis temores; pero al mirar de nuevo y conscientemente el cielo, veo
en él, nubes en forma de aviones o quizás sean aviones con forma de avión, no
lo sé. Bueno, en realidad pareciesen ser solo son varios aviones camuflados en
las nubes, que por su color negro, hacen ver el cielo tan oscuro en este lugar.
Sin embargo su fuselaje es fácil de identificar y se ve perfectamente que son
dos Boeing 373NG, tres Airbus A380 y otros cuantos Boeing 777-300.
Al detallar el paisaje que hay ante mis ojos, son muchas
preguntas las que me surgen y aun que cada momento las cosas son más raras, me
deleito mirando hacia el cielo. Es como si el mismo cielo se encargara de
decirme que nosotros los soñadores no pertenecemos a este lugar y que el medio
para llegar allá es ese; esos grandes perdidos entre grandes, que para muchos
son solo un medio de transporte, reitero que para nosotros es solo otro estilo
de vida.
Lo extraño es que luego de un rato ellos siguen en el mismo lugar y parecen estar estacionados, como si fueran un auto pero en el cielo y en distintas posiciones; aunque ahora lo voy entendiendo, en el cielo no hay señales de tránsito. En ese momento una enorme sonrisa aparece en mi rostro mientras recuerdo las palabras de el Capitán William Calle, el cual me dijo algún día que “si un loco como nosotros ve un problema en su ruta, solo debe ir hacia arriba porque en las alturas no tenemos con quien chocarnos” y decido tomar esa hipótesis como respuesta a mi inquietud; tal vez y solo tal vez las hermosas naves no están estacionadas, solo avanzan en otra dirección.
Solo para contrarrestar lo dicho, algunos de los aerodinos comienzan a moverse y se ocultan de nuevo en repetidas ocasiones; después de lo ocurrido, se levantan las sospechas de que ellos mismos trataban de avisarme que algo estaba a punto de pasar.
Era una nave lo suficientemente rápida como para darme cuenta de que tipo era, la que irrumpe la calma con sus fuertes turbinas y efectos de relámpago en el cielo, como si se abriera campo entre ellas y pasara con una entrada gloriosa sobre mi cabeza. Venia hacia mí y en medio de la conmoción y el susto del momento, quede paralizada; desde entonces no recuerdo nada mas hasta que desperté.
Todo ocurrió tan rápido, justo como si me avisaran que el momento de soñar había terminado; y ahí estaba yo, de nuevo en clase de periodismo .
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